martes, 30 de noviembre de 2021

Unidas (microrrelato)

            La unión nace con solo un roce.

En ese intercambio el tiempo se estira, se ondula, repta, desaparece. Las puertas del erotismo se abren, invitan a ingresar en el mágico juego de placer que brinda el tacto.

Las manos se aferran entre sí. Los pulgares se aparean en un cortejo de suaves caricias. La tibieza de las yemas abriga los nudillos. Las palmas se humedecen en el encuentro. En el delicado contacto, manifiesto del amor que se profesan, se vislumbra el éxtasis, el ansia de pasión y de locura.

El silencio compone una canción, una danza muda se manifiesta en movimientos imperceptibles. La piel se estremece en tímidos espasmos. La sangre recorre territorios ávidos de calidez y atempera el hielo de la distancia.

La brisa se entromete celosa entre los dedos amantes, desea ser acariciada, lleva los mensajes que el mar turbulento le susurró al oído.

El suave apretón de una, le avisa a la otra que puede confiar, que ahí está, que ahí estará para sostenerla. La otra lo sabe, lo percibe, le contesta: yo también.

 

Marcelo Tittaferrante.



Imagen tomada de la red.