viernes, 26 de abril de 2024

Veneno (microficción)

             Ya comenzaron los síntomas, no siente las piernas, casi no percibe el ambiente a su alrededor, apenas permanece consciente. La mente traicionera la aísla del entorno natural, crea una falsa idea de conexión con los demás. El vicio es compartido, de ahí proviene el placer.

Quedó atrapada en la red de un mar etéreo de ilusión y fantasía, está justo donde los promotores de la adicción quieren que esté. Ellos infectan su cerebro estresando las neuronas para mantenerla adicta.

Las imágenes la abrazan, siente que ese es su lugar. Si nadie le da el antídoto, pronto estará muerta.

 

Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.


viernes, 12 de abril de 2024

Sin efecto (microrrelato)

 

En un lago de Beijing una mariposa es atrapada en pleno aleteo por la pegajosa lengua de un sapo.

En Nueva York el sol resplandece.

 

Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.

El puente del Diablo (microcuento)

 

Cuando Herrmann Friedrich diseñó el puente, a mediados del siglo XIX, tenía en claro cuál sería su utilidad, por eso lo hizo intransitable.

Para realizar la excavación que daría lugar al lago artificial necesitó la ayuda de muchos obreros, pero a la hora de levantar el puente solo contrató al carpintero del pueblo llamado Traugott.

Con admirable paciencia trabajó sobre el andamiaje de madera acuñando las piedras que crearían un maravilloso efecto visual. Se aseguró de no incluir ningún tipo de pretil para infundir más temor a quienes osaran cruzarlo.

Cuando hubieron terminado la obra maestra procedieron a retirar las maderas de contención. Durante este proceso el carpintero sufrió una caída y murió. Friedrich aprovechó este hecho que facilitó su plan. Arrastró el cuerpo hasta el bastión norte, lo introdujo en el hueco diseñado para tal fin, y allí lo sepultó. Luego llevó a su esposa para mostrarle el puente y la mató de un golpe en la nuca. Ocultó el cuerpo en el bastión sur repitiendo el proceso anterior.

Sobre el lago Rakotz, en la piedra más alta del puente dejó una sutil inscripción que nadie ha visto jamás: “La traición se paga”.

 

Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.