martes, 17 de mayo de 2022

Ya verás... (Romance óptico)

 

Ya verás, dijo y se fue

y nunca más pude verla

tan veloz fue su partida

que no pude detenerla.

 

Las lágrimas insurgentes,

irrefrenables, tortuosas

dilataban la agonía

que se tornaba monstruosa.

 

La mente distorsionada

en un intrépido anhelo

recorría laberintos

entre noches de desvelo.

 

Yo, que le había brindado

en mi mano, el corazón

tuve que aceptar el hecho

con amarga desazón.

 

Mas no pude resistirme

ante tal encrucijada

a continuar mi existencia

aun sin tener a mi amada.

 

Ya verás, me dijo un día

y nunca más pude verla

aunque la tuviere cerca

no podré reconocerla.

 

Ha pasado mucho tiempo

veo todo muy difuso

el recuerdo es manantial

de sentimientos profusos.

 

Después de haberme ofuscado

disipados los enojos

hoy recibí la encomienda

me devolvió los anteojos.

 

Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.

lunes, 16 de mayo de 2022

El portal de Villa Irene (Écfrasis)

 

    Me sentaba en el umbral junto a Pepe y Cecilia. Inventábamos historias de mundos imposibles, amores eternos o noches tenebrosas.

    Recuerdo la pelota de goma salpicando en el charco que se formaba en la vereda, la ilusión del primer beso en el oscuro pasaje, el estreno del pantalón largo, la carta de amor, el corazón roto, el casamiento de Pepe con Ceci, el abandono de mi padre, la agonía de mi madre hasta la muerte, el precario empleo en la farmacia, la graduación tardía.

    Las noches se hacían cada vez más largas, más solitarias. Nada quedaba que me retuviera en la antigua casa, que me invitara a disfrutar o simplemente me brindara un poco de felicidad.

    No quise dejar los fantasmas encerrados, por eso cuando me fui no me atreví a cerrar la reja.


Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.