jueves, 31 de agosto de 2023

El payador sin guitarra

 

«Cuatro tablas que se han roto
ya cuanto menos no es tanto,
guarden silencio señores
que va a continuar el canto

Gabino Ezeiza.

 

Señores, soy payador

así es como me percibo

y con un pie en el estribo

de este bondi acogedor

vengo a escribir, que es mejor

porque guitarra no tengo

tampoco sé si entretengo

pero eso me importa poco

escribo, pero no toco

un payador medio rengo…

 

Yo daré mis opiniones

aunque nadie me las pida

no pido a cambio comida

ni plata, ni comisiones

quiero expresar mis razones

y que la gente me escuche

ya tendré mi propio estuche

cuando la Parca me llegue

y de su mano me lleve

para que nunca más luche.

 

Así que diré primero

que la vida es una mierda

que no hay derecha ni izquierda

si uno no tiene dinero

es un pobre pasajero

mendigando unas migajas

como en juego de barajas

va corriendo con la suerte

levantando un contrafuerte

esquivando las navajas.

 

Yo soy un gaucho porteño

un payador sin guitarra

con una vida bizarra

en busca del propio sueño

soy libre, no tengo dueño

aunque no soy de andar mucho

voy atento, miro, escucho

lo que la gente me dice

siempre está quien me maldice

el original y el trucho.

 

En esta ciudad bendita

en colectivo o a pata

uno se siente una rata

si le falta la platita

todo pasa por la guita

eso lo doy por seguro

siempre te ponen un muro

delante de las narices

y acumulas cicatrices

aunque te hagas el duro.

 

De tirar estoy cansado

la cuerda siempre está tensa

nunca es como uno lo piensa

se termina lastimado

en el camino, al costado

pisoteado por la gente

que con paso irreverente

arremete sin clemencia

casi no tiene conciencia

¡siempre tan indiferente!

 

Marcelo Tittaferrante.


Gabino Ezeiza.
Imagen tomada de la red.


miércoles, 30 de agosto de 2023

El payador sin guitarra 5

 

Señores, soy payador

voy expresando un sentir

no se me da por mentir

la verdad siempre es mejor

nunca me guía un rencor

tampoco un resentimiento

por eso yo nunca miento

sé que no tiene sentido

porque estoy comprometido

la palabra es mi cimiento.

 

A veces suelo dudar

no siempre estoy tan seguro

si no sé, lo conjeturo

pero no quiero callar

decido promocionar

mi intrépido pensamiento

gritar mi verdad al viento

aunque a nadie le interese

digo lo que me parece

si no le gusta, lo siento.

 

Soy payador a los gritos

hago catarsis con eso

yo me devano los sesos

en estos versos contritos

vuelco mi tiempo finito

a la escritura rimada

aunque parezca pavada

insistiré sutilmente

porque creo firmemente

que será al fin escuchada.

 

 

Sé que no tengo guitarra

pero soy un payador

me planto como el mejor

cantando bajo una parra

parecido a una cigarra

para disgusto de todos

y pretendo de este modo

transmitir una emoción

atrayendo la atención

de aquel que se sienta solo.

 

Señores, soy payador

siempre digo lo que siento

pero nunca me arrepiento

de mi canto redentor

no soy como un ruiseñor

porque yo canto bajito

cuando hay que gritar, yo grito

y no espero que le guste

ni tampoco que se asuste

solo que escuche un poquito.

 

Suelo andar a contramano

yo voy cuando todos vuelven

por eso nadie me entiende

aunque me digan hermano,

si puedo, doy una mano

sin que nadie me la pida

se está gastando la vida

y lucho con insistencia

pero acá no hay mucha ciencia

muero un poco cada día.

 

Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.


lunes, 28 de agosto de 2023

Morir de a poco

 

Él estuvo allí, donde la humanidad se había negado a florecer, donde el trabajo no brindaba un solo pedazo de pan y la dignidad consistía en mantenerse con vida. Debió hacer un gran esfuerzo para existir y lo hizo, por sí mismo y por su amada, a quien no sabía si volvería a ver, pero tenía la firme convicción de que no debía claudicar. Tal vez, al día siguiente saliera nuevamente el sol.

La esposa lo contempla con ternura, porque conoce ese proceso que tantas veces presenció desde que por fin habían abandonado el infierno de Auschwitz. Su Polonia natal, ahora tan distante, no sería su última morada, pero al menos estarían juntos. Se lleva una mano a la boca, los párpados abrigan dos perlas brillantes. Ella también retrocede en el tiempo y recoge fragmentos de su propio corazón.

Él suele tapar los oídos con las manos, como negándose a recordar, pero le resulta imposible no hacerlo. En los caprichosos circuitos de la mente se mezclan las trágicas imágenes pasadas con apacibles recuerdos de la vida familiar. Día a día resulta más difícil situarse en la temporalidad del presente. La pala se hunde en el suelo húmedo, la hija mayor abanderada en la escuela, las fosas cada vez más grandes, el hijo recibe el diploma, los cuerpos apilados como residuos, nace un nieto en primavera, el humo acre en el aire, el cálido sol del mediodía, la oscura noche de incertidumbre…

Cada vez que sucede, su cuerpo se sacude hacia atrás y hacia adelante en cortos espasmos, las tímidas lágrimas se esconden entre el sudor y se escurren sobre los profundos surcos de la piel. Un pedacito de vida se apaga.


Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.

domingo, 27 de agosto de 2023

El payador sin guitarra 4

 

Señores, soy payador

sé que no me da la altura

aunque intente con locura

escribir algo mejor

contemplo con estupor

cómo se pasa la vida

vengo de capa caída

no tengo ganas de andar

solo me queda esperar

que me llegue una alegría.


Quiero brillar, mas no puedo

la aguja sigue escondida

en el pajar de la vida

sin anteojos, ya no veo

se me está rasgando el cuero

de tanto sacarle lustre

¡no corra, no se me asuste!

agradeceré, sincero

con afán y con esmero

una mente que me ilustre.

 

Erré en muchas situaciones

erré decidiendo cosas

erré comprando una rosa

erré cantando canciones

erré buscando ilusiones

erré aun yendo de frente

erré forzando la mente

erré exigiendo mi cuerpo

erré despidiendo muertos

erré permanentemente.

 

Mas no claudico en buscar

voy sorteando contratiempos

por más que se acabe el tiempo

me fastidia fracasar

algún día he de encontrar

algo en lo que ya no yerre

y fuertemente me aferre

en este largo camino

forjando siempre el destino

aunque la idea me aterre.

 

Señores soy payador

no pretendo deslumbrarlos

ni tampoco perturbarlos

con mi vicio de cantor

quiero ser el portador

de algunos pocos consejos

ya me estoy poniendo viejo

y tengo poca paciencia

no me gasto en apariencias

ni de cerca ni de lejos.

 

Las ideas de la mente

no quiero que se me quiten

yo quisiera que me cite

entre sus charlas, la gente

y que permanentemente

me tengan en la memoria

forjaré mi propia historia

y si algo se me olvida

nunca daré por perdida

esta batalla sin gloria.

 

Marcelo Tittaferrante.

Imagen tomada de la red.


jueves, 24 de agosto de 2023

El viaje menos pensado

 Salí tarde de casa. Estaba apurado, por eso cuando la formación del Sarmiento abrió sus puertas en la estación Liniers, no me importó que estuviera repleto de pasajeros. Lunes, hora pico, probablemente el próximo tren estaría igual o peor.

Subí como pude en el tercer vagón y ahí quedé apretujado durante todo el viaje como una hoja en un atado de acelga.

No llegaré a la entrevista, igual ese trabajo no era para mí…

Después de varias horas en la estación de Once, me rescataron. Ahora estoy en la ambulancia del SAME camino al hospital Rivadavia.


Marcelo Tittaferrante.



Imagen tomada de la red.

martes, 13 de junio de 2023

El saxo (caprichos y variaciones)

 

Después de practicar varias escalas creí estar listo para ejecutar una melodía, entonces coloqué las partituras sobre el atril y comencé a tocar el reluciente instrumento. Noté de inmediato que las notas del pentagrama y el saxo alto se habían confabulado contra mí, como un grupo de consumidores que hacen boicot a un supermercado.

La caña de la boquilla se había endurecido oponiéndose visiblemente a la presión que ejercían los labios sobre ella y todo sonaba desafinado, como niños cantando el himno.

Vi con asombro cómo aparecieron alteraciones en la escritura mientras tocaba, incluso en una oportunidad, la clave de sol hizo un gran esfuerzo para cambiar su posición y saltar hasta la tercera línea.

El do y el re vibraban en sostenidos, el mi y el fa en bemoles, el sol se había ocultado (ya era de noche), y el la, hacía el amor con el si consentido.

Las llaves empujaban los dedos hacia afuera y el sonido se distorsionaba lastimando mis oídos.

Cansado de lidiar con sus caprichos, descolgué el saxo del arnés, encendí el equipo de audio y puse un tema de John Coltrane. Solo quería escuchar un buen tema de jazz.


Marcelo Tittaferrante.




Imagen tomada de la red.

lunes, 24 de abril de 2023

Antiguos aportes a la medicina contemporánea

 

Mientras en la antigua Grecia se desarrollaba un importante movimiento filosófico, donde se destacaron, entre otros, Sócrates y Platón, Hipócrates escribía sus famosos “Tratados hipocráticos” tendientes a forjar conocimiento en materia de medicina.

Ya en ese entonces, debido a la elocuencia desarrollada por estos eruditos, y en vistas de lo que Hipócrates calificó de hemorragias verbales, catalogó esta patología en sus escritos, donde acuñó el término “verborragia”.

Además, dedicó extensos párrafos al tratamiento de las afecciones hemorroidales, detallando con minuciosidad el doloroso pero efectivo proceso de curación. Así clasificó a este padecimiento como “anómalo”.

Siglos más tarde, en su fructífero aporte en lo que respecta al cuidado de la salud humana, fue Galeno quien estableció con eminente criterio y muy clara argumentación, la contradicción manifiesta que presupone la expresión “saluditos”.

Tras haber realizado múltiples vivisecciones en cerdos y monos, describió el funcionamiento de al menos siete músculos. En su obsesión por el estudio de estos órganos, elaboró un método para aliviar las contracturas musculares, al que llamó “extensión”.


Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.

martes, 11 de abril de 2023

Jean-François Champollion

        Inmerso en las copias de las misteriosas inscripciones talladas sobre la piedra de Rosetta, Jean relee una y otra vez las cartas que le enviara su colega británico, el erudito Thomas Young.

Compara cada una de las traducciones recibidas con las que él mismo había realizado, pero encuentra diferencias sustanciales en el enfoque de las mismas.

Tiene a su lado una botella de cognac, tres diccionarios de griego antiguo, e infinidad de apuntes en copto y demótico.

Cada signo desencadena en su mente sucesiones de imágenes, palabras y situaciones que lo trasladan al antiguo Egipto. Agobiado por la arena y el sol, protege sus ojos del viento y paso a paso se acerca a la piedra, la ve en su totalidad como si experimentara una epifanía. Entonces comprende: la clave está en el faltante que ahora conoce.

Así todo tiene sentido. Con una sonrisa sagaz, Jean escribe o, mejor dicho, transcribe:

Decreto del Rey de Egipto Ptolomeo V, hijo de los dioses Filopatores:

No deje sus pertenencias sobre los camellos, la Municipalidad de Menfis no se responsabiliza por la pérdida o robo de las mismas.

 

        Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.