Mi corazón está anclado
ya no quiere galopar
se cansó de tanto andar
por este mundo agitado
siempre revolucionado
en alerta permanente
con esa angustia latente
que lo acongoja y lo aprieta
un pantalón sin bragueta
que se ajusta mucho al vientre.
De todos lados, presiones
escollos de todo tipo
que son solo un anticipo
de futuras situaciones
y no me hago ilusiones
porque vivo de prestado
aunque ande ilusionado
las alegrías se acaban
lo que antes te regalaban
ahora se paga muy caro.
Estereotipos no tengo
de actitudes prepotentes
yo no soy benevolente
ser un mártir no pretendo
pero tampoco sostengo
la maldad como instrumento
me mantengo en mi elemento
que es la escritura concisa
camino por la cornisa
y duermo a los cuatro vientos.
Si no tengo qué decir
me mantengo en el silencio
y si algo malo presencio
se me da por maldecir
insultar y proferir
vocablos irreverentes
no me quedo indiferente
porque me hierven las venas
manifiesto la condena
hacia lo que es decadente.
Yo no ceso en el intento
de querer aconsejar
acompañar y guiar
aunque me empuje un lamento
trataré de estar contento
y de ese modo insistir
para poder conseguir
lo que aún no he conseguido
que es tener bien definido
por dónde debo seguir.
Por eso quiero dejar
estos versos que hoy escribo
de todo lo que percibo
y que pueda interpelar
o tratar de mejorar
a esta sociedad podrida
en el fango sumergida
colmada de frustraciones
muy carente de ilusiones
detestable y corrompida.
Marcelo Tittaferrante.