martes, 11 de abril de 2023

Jean-François Champollion

        Inmerso en las copias de las misteriosas inscripciones talladas sobre la piedra de Rosetta, Jean relee una y otra vez las cartas que le enviara su colega británico, el erudito Thomas Young.

Compara cada una de las traducciones recibidas con las que él mismo había realizado, pero encuentra diferencias sustanciales en el enfoque de las mismas.

Tiene a su lado una botella de cognac, tres diccionarios de griego antiguo, e infinidad de apuntes en copto y demótico.

Cada signo desencadena en su mente sucesiones de imágenes, palabras y situaciones que lo trasladan al antiguo Egipto. Agobiado por la arena y el sol, protege sus ojos del viento y paso a paso se acerca a la piedra, la ve en su totalidad como si experimentara una epifanía. Entonces comprende: la clave está en el faltante que ahora conoce.

Así todo tiene sentido. Con una sonrisa sagaz, Jean escribe o, mejor dicho, transcribe:

Decreto del Rey de Egipto Ptolomeo V, hijo de los dioses Filopatores:

No deje sus pertenencias sobre los camellos, la Municipalidad de Menfis no se responsabiliza por la pérdida o robo de las mismas.

 

        Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.


martes, 17 de mayo de 2022

Ya verás... (Romance óptico)

 

Ya verás, dijo y se fue

y nunca más pude verla

tan veloz fue su partida

que no pude detenerla.

 

Las lágrimas insurgentes,

irrefrenables, tortuosas

dilataban la agonía

que se tornaba monstruosa.

 

La mente distorsionada

en un intrépido anhelo

recorría laberintos

entre noches de desvelo.

 

Yo, que le había brindado

en mi mano, el corazón

tuve que aceptar el hecho

con amarga desazón.

 

Mas no pude resistirme

ante tal encrucijada

a continuar mi existencia

aun sin tener a mi amada.

 

Ya verás, me dijo un día

y nunca más pude verla

aunque la tuviere cerca

no podré reconocerla.

 

Ha pasado mucho tiempo

veo todo muy difuso

el recuerdo es manantial

de sentimientos profusos.

 

Después de haberme ofuscado

disipados los enojos

hoy recibí la encomienda

me devolvió los anteojos.

 

Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.

lunes, 16 de mayo de 2022

El portal de Villa Irene (Écfrasis)

 

    Me sentaba en el umbral junto a Pepe y Cecilia. Inventábamos historias de mundos imposibles, amores eternos o noches tenebrosas.

    Recuerdo la pelota de goma salpicando en el charco que se formaba en la vereda, la ilusión del primer beso en el oscuro pasaje, el estreno del pantalón largo, la carta de amor, el corazón roto, el casamiento de Pepe con Ceci, el abandono de mi padre, la agonía de mi madre hasta la muerte, el precario empleo en la farmacia, la graduación tardía.

    Las noches se hacían cada vez más largas, más solitarias. Nada quedaba que me retuviera en la antigua casa, que me invitara a disfrutar o simplemente me brindara un poco de felicidad.

    No quise dejar los fantasmas encerrados, por eso cuando me fui no me atreví a cerrar la reja.


Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.

martes, 30 de noviembre de 2021

Unidas (microrrelato)

            La unión nace con solo un roce.

En ese intercambio el tiempo se estira, se ondula, repta, desaparece. Las puertas del erotismo se abren, invitan a ingresar en el mágico juego de placer que brinda el tacto.

Las manos se aferran entre sí. Los pulgares se aparean en un cortejo de suaves caricias. La tibieza de las yemas abriga los nudillos. Las palmas se humedecen en el encuentro. En el delicado contacto, manifiesto del amor que se profesan, se vislumbra el éxtasis, el ansia de pasión y de locura.

El silencio compone una canción, una danza muda se desliza con movimientos imperceptibles. La piel se estremece en tímidos espasmos. La sangre recorre territorios ávidos de calidez y atempera el hielo de la distancia.

La brisa se entromete celosa entre los dedos amantes, desea ser acariciada, lleva los mensajes que el mar turbulento le susurró al oído.

El suave apretón de una, le avisa a la otra que puede confiar, que ahí está, que ahí estará para sostenerla. La otra lo sabe, lo percibe, le contesta: yo también.

 

Marcelo Tittaferrante.



Imagen tomada de la red.