lunes, 24 de abril de 2023

Antiguos aportes a la medicina contemporánea

 

Mientras en la antigua Grecia se desarrollaba un importante movimiento filosófico, donde se destacaron, entre otros, Sócrates y Platón, Hipócrates escribía sus famosos “Tratados hipocráticos” tendientes a forjar conocimiento en materia de medicina.

Ya en ese entonces, debido a la elocuencia desarrollada por estos eruditos, y en vistas de lo que Hipócrates calificó de hemorragias verbales, catalogó esta patología en sus escritos, donde acuñó el término “verborragia”.

Además, dedicó extensos párrafos al tratamiento de las afecciones hemorroidales, detallando con minuciosidad el doloroso pero efectivo proceso de curación. Así clasificó a este padecimiento como “anómalo”.

Siglos más tarde, en su fructífero aporte en lo que respecta al cuidado de la salud humana, fue Galeno quien estableció con eminente criterio y muy clara argumentación, la contradicción manifiesta que presupone la expresión “saluditos”.

Tras haber realizado múltiples vivisecciones en cerdos y monos, describió el funcionamiento de al menos siete músculos. En su obsesión por el estudio de estos órganos, elaboró un método para aliviar las contracturas musculares, al que llamó “extensión”.


Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.

martes, 11 de abril de 2023

Jean-François Champollion

        Inmerso en las copias de las misteriosas inscripciones talladas sobre la piedra de Rosetta, Jean relee una y otra vez las cartas que le enviara su colega británico, el erudito Thomas Young.

Compara cada una de las traducciones recibidas con las que él mismo había realizado, pero encuentra diferencias sustanciales en el enfoque de las mismas.

Tiene a su lado una botella de cognac, tres diccionarios de griego antiguo, e infinidad de apuntes en copto y demótico.

Cada signo desencadena en su mente sucesiones de imágenes, palabras y situaciones que lo trasladan al antiguo Egipto. Agobiado por la arena y el sol, protege sus ojos del viento y paso a paso se acerca a la piedra, la ve en su totalidad como si experimentara una epifanía. Entonces comprende: la clave está en el faltante que ahora conoce.

Así todo tiene sentido. Con una sonrisa sagaz, Jean escribe o, mejor dicho, transcribe:

Decreto del Rey de Egipto Ptolomeo V, hijo de los dioses Filopatores:

No deje sus pertenencias sobre los camellos, la Municipalidad de Menfis no se responsabiliza por la pérdida o robo de las mismas.

 

        Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.


martes, 17 de mayo de 2022

Ya verás... (Romance óptico)

 

Ya verás, dijo y se fue

y nunca más pude verla

tan veloz fue su partida

que no pude detenerla.

 

Las lágrimas insurgentes,

irrefrenables, tortuosas

dilataban la agonía

que se tornaba monstruosa.

 

La mente distorsionada

en un intrépido anhelo

recorría laberintos

entre noches de desvelo.

 

Yo, que le había brindado

en mi mano, el corazón

tuve que aceptar el hecho

con amarga desazón.

 

Mas no pude resistirme

ante tal encrucijada

a continuar mi existencia

aun sin tener a mi amada.

 

Ya verás, me dijo un día

y nunca más pude verla

aunque la tuviere cerca

no podré reconocerla.

 

Ha pasado mucho tiempo

veo todo muy difuso

el recuerdo es manantial

de sentimientos profusos.

 

Después de haberme ofuscado

disipados los enojos

hoy recibí la encomienda

me devolvió los anteojos.

 

Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.

lunes, 16 de mayo de 2022

El portal de Villa Irene (Écfrasis)

 

    Me sentaba en el umbral junto a Pepe y Cecilia. Inventábamos historias de mundos imposibles, amores eternos o noches tenebrosas.

    Recuerdo la pelota de goma salpicando en el charco que se formaba en la vereda, la ilusión del primer beso en el oscuro pasaje, el estreno del pantalón largo, la carta de amor, el corazón roto, el casamiento de Pepe con Ceci, el abandono de mi padre, la agonía de mi madre hasta la muerte, el precario empleo en la farmacia, la graduación tardía.

    Las noches se hacían cada vez más largas, más solitarias. Nada quedaba que me retuviera en la antigua casa, que me invitara a disfrutar o simplemente me brindara un poco de felicidad.

    No quise dejar los fantasmas encerrados, por eso cuando me fui no me atreví a cerrar la reja.


Marcelo Tittaferrante.


Imagen tomada de la red.